¿Cual es nuestra actitud a la hora de ver cine?

Por Enrique Pardo


Si está entre nuestras ideas hacer del cine algo más que un mero entretenimiento y convertirnos en un espectador consciente de lo que se nos ofrece, es entonces importante desarrollar la siguiente propuesta: Cómo ver Cine.
El cine con su poder de seducción y atracción, ejerce definitivamente en el receptor, una fascinación difícil de evitar. Sin embargo, la actitud ante este espectacular fenómeno es -en la mayoría de los casos- meramente pasiva.  Las imágenes se suceden a lo largo de la función y poco a poco la persona se sumerge en un mundo ajeno, distinto, pero que le resulta familiar. De alguna forma, el espectador llega a sentirse parte de esa experiencia humana, a tal grado que eso que se pensó como sólo entretenimiento y que se diluye al abandonar la sala cinematográfica, puede llegar a transformarse en enajenación, es decir, donde el individuo no se cuestione en ningún momento lo que se le ofrece, simplemente lo consume.
Alguna vez nos hemos preguntado, ¿Por qué nos gustan la películas o cierto tipo de ellas? ¿Su mensaje nos ofrece algo en verdad inteligente e inspirador? ¿Qué nos está queriendo decir de fondo? ¿Se identifica alguna forma de ideología? Un espectador que no acepta enajenarse ante el cine, finalmente pensará después de ver un film ¿Realmente valió la pena lo presentado? ¿Me habrá aportado algo personalmente la película?  Plantearse este tipo de cuestionamientos es un enorme paso hacia tener una actitud consciente ante el cine (y los medios masivos de comunicación en general). Es verlo de una forma inteligente, comprometida y ayudará a disfrutar y hacer más rica la experiencia. En cambio, si asistimos al cine pasivamente dispuestos a recibir todo lo que nos den y no somos capaces de elegir, juzgar y discernir si el producto cinematográfico fue bueno o mediocre, es aceptar ser considerado como un grupo de gente sin personalidad (una masa) y no como individuo.
Pasando concretamente a “Cómo ver Cine”, es vital analizar las películas proponiendo las siguientes interrogativas: ¿La historia que nos están contando es creíble y congruente con el universo de personajes y situaciones que se presentan? El involucramiento inicial del espectador depende de ello, si se “engancha” con la historia y sus protagonistas. ¿La cinta plantea los hechos y las acciones en una forma nueva y original, o de la manera más convencional y común?. Una narrativa inusual y diferente al resto de las películas, hace que las escenas sean inolvidables en la mente del espectador, siempre y cuando sean congruentes con la realidad. ¿Resultan las acciones y motivaciones de los personajes verosímiles y coherentes? El afán de hacer las películas cada vez más audaces y espectaculares hace que se pierda el factor de credibilidad. Un ejemplo clásico es Duro de Matar 1 y 2 (1988 y 1990). ¿Cómo es posible que le suceda dos veces lo mismo al personaje de Bruce Willis?
Más preguntas: ¿La cinta involucra inteligentemente a la audiencia, o a través de una emoción fácil y chantajista? Esto es lo que usualmente hacen los melodramas, exageran y manipulan tocando los puntos de mayor sensibilidad del ser humano y por eso salimos lagrimeando de las salas. ¿Resultan los personajes únicos, originales y reales, o corresponden a estereotipos? Es muy común encontrar a los malos de negro, los buenos de blanco, al villano de risotada franca, al héroe atormentado, a la sufrida, al mártir, al anglosajón siempre bueno, al asiático y al de color siempre malos, etc. ¿Hay algún planteamiento de crítica social o de cualquier otra índole? American Beauty (1999) de Sam Mendes  no es sólo una agria comedia sobre una familia en crisis, sino se trata de una severa crítica  ante la alrmante descomposición familiar en norteamérica, carente de valores. ¿El tono de la película es serio? ¿Es una parodia o una sátira? ¿Cuál es la posición del director ante el tema o es la que adopta el personaje? Algunas posiciones pueden ser muy cuestionables y dignas de discusión, pero es importante identificarlas. Caso reciente la obra maestra de Clint Eastwood, Million Dollar Baby (2004), cinta que abrió un amplio debate sobre el  delicado tema de la eutanasia. El conflicto por el que se lucha y se busca resolver en la cinta ¿En realidad vale la pena? Un conflicto relativamente fácil o sin importancia, demerita la obra.
Finalmente, una excelente manera de identificar una buena película, es aquella que momentos después de la proyección, días o semanas, impacta nuestra mentes  y deriva en un tema de interés, conversación o análisis.  (El Origen de Christopher Nolan, es un gran ejemplo de ello). Si de alguna forma el espectador se ha hecho las anteriores preguntas y ha seguido las ideas previas, estaremos tomando una actitud distinta que nos favorecerá  en primera instancia a entender, juzgar, y sobre todo, disfrutar ampliamente del espectáculo cinematográfico.


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