“No se puede juzgar un libro por su portada o por su sinopsis, pero en estos días se puede juzgar una película por su trailer.”
Cuando asistimos al cine, a manera de ritual, las luces se apagan y nos vemos inmersos en la oscuridad a la espera del inicio de la proyección; es entonces cuando los avances cinematográficos (también llamados “cortos” o “trailers” en lenguaje anglosajón), surgen en las pantallas para promocionar los próximos estrenos de la temporada. El objetivo de estos, es crear expectativa y atraer-enganchar a la audiencia para que un lapso de 2 minutos y medio, decida si le interesa regresar a las salas de cine a ver la película en cuestión. Es una forma mercadológica muy efectiva, ya que muestra de manera condensada y atractiva una promesa de entretenimiento. Concientes de ello, los estudios cinematográficos reconocen su vital importancia al grado de establecer la diferencia entre un film ampliamente visto y taquillero, y uno que pasará desapercibido y con poca recaudación económica.
Los avances cinematográficos no son algo nuevo en la industria. Datan de la segunda década del siglo XX y durante años se mantuvieron simples y nada elaborados, con letras blancas grandes anunciando a los actores y a la película de una manera peculiar: “¡VEA lo que nunca ha visto! ¡ESCUCHE sonidos maravillosos! ¡EXPERIMENTE la historia más sorprendente que jamás haya sido exhibida!”, frases con un afán de grandilocuencia presentadas sobre un fondo con imágenes del film y a un ritmo semilento. Fue hasta los años sesenta y setenta que la experimentación en los avances permitió su evolución en fondo y forma, buscando nuevas alternativas narrativas y el empleo de técnicas publicitarias más sofisticadas y originales. Sin embargo, hasta la década de los ochentas los “trailers” se definieron visualmente gracias a la aparición del canal de videos MTV en 1981, de quien se debe el estilo visual de cortes rápidos, ritmo vertiginoso, elementos múltiples en pantalla y juego sonoro que permanece hasta nuestros días.
A partir de esta década y siguiendo con los años noventas, los avances cinematográficos se han convertido en una nueva forma de arte. Esta expresión artística dista de ser una mera edición rápida de escenas acompañadas de una melodía rítmica; un “avance” puede crear una gran anticipación y genuino interés sobre un film. Señales de M. Night Shyamalan, La Pasión de Cristo de Mel Gibson y Los Otros de Alejandro Amenábar son un claro ejemplo. Mediante un juego narrativo original y creativo, el impacto que puede causar un “trailer” en la mente del espectador es fuerte y de duración prolongada, culminando con la inminente asistencia a las salas o encontrando la cinta en video.
Independientemente de si una cinta es buena o no, el avance puede mostrarla como excelente, conmovedora, aterradora o cómica en exceso. Sin embargo, la promesa no siempre se cumple, y es común encontrar que el “trailer” resultó mejor que la película, a pesar de que ésta ya cumplió con su objetivo de captar la atención y llevar al público a las salas. Locos de Ira con Jack Nicholson y Adam Sandler, y Alejandro Magno de Oliver Stone ejemplifican claramente esta idea. Por otro lado, si el avance es poco interesante, deja una idea similar en el espectador, aunque no sea necesariamente cierto.
Nos encontramos también con avances que resultan ser literalmente una sinopsis de la película entera, revelando gran parte de la trama (como La Terminal de Steven Spielberg) algunos incluyendo el final, dejando pocas sorpresas o en el caso del género de comedia, exhibiendo los mejores chistes o gags (ejemplo: Todopoderoso con Jim Carrey). Lamentablemente esta es una práctica recurrente que en ocasiones desalienta y demerita el interés por la obra.
Otras acciones comunes dentro de la evolución de los avances incluyen el mostrar escenas que no aparecen en la película final, y que son realizadas exclusivamente para el corto. Las Mujeres Perfectas de Frank Oz, donde a través de un formato de comercial televisivo Nicole Kidman anuncia un producto y el tema central del film, es un ejemplo reciente bastante original. Algunos trailers incluyen música que no se emplea en el soundtrack final de la cinta. Se llega inclusive a utilizar melodías ampliamente reconocidas o de otras películas, para crear una conexión psicológica con el film anteriormente exitoso.
Aún así para el cinéfilo, el interés por los avances es digno de mención. Existen casos donde el espectador más fanático asiste a la sala a ver exclusivamente el corto (y la película de relleno), con tal de ser los primeros en conocer las imágenes de un próximo estreno altamente esperado (como ejemplo las cintas de Viaje a las Estrellas, La Guerra de las Galaxias o Batman).
La evolución del avance seguirá encontrando nuevos caminos y audiencias, además del cine y la televisión. Una de ellas es el internet, moderna herramienta que se ha vuelto imprescindible para promover las próximas atracciones y los nuevos estrenos.
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