He podido ver renacer a Beethoven en películas como: Un gran amor de Beethoven, La Amada inmortal o Beethoven, monstruo inmortal. También vi una serie en BBC sobre la vida del gran genio de Bonn. Hace algunos días, hurgando en una tienda de discos de conocida plaza de la ciudad, me encuentro con esta joya del año 1949, dirigida por Walter Kolm-Veltée. Sin duda me parece la mejor de todas.
En primer lugar, retrata a este gran músico en toda su crudeza y su dolor existencial: su decepción ante la invasión de Napoleón, su incapacidad de vivir normalmente con una mujer, su sordera acendrada, los problemas con su sobrino, etc. Ewald Balser estupendo en su personificación del maestro. Puedo decir que incluso se parece mucho al compositor. Tiene peso actoral y es absolutamente creíble este papel tan difícil y complejo. Empero, lo más destacado de este filme, es la perfecta sincronización de la música con las escenas del mismo. El director crea una especie de instrumento músico-visual único. Obras como la sexta sinfonía o la tercera; o la misa solemnis, la sonata patética, el septeto o la novena sinfonía, se acompañan perfectamente con las escenas que muestran el dolor de Beethoven.
El manejo de cámara es depurado y muy cuidadoso. Inserta planos generales preciosos y nos otorga unos travellings suaves e incluso poéticos. Nos permite ver una reconstrucción muy aproximada de lo que era Viena en el siglo XIX. El encuadre casi siempre es en primer plano. De hecho la película inicia y acaba de esa forma. La fotografía tiene cierta influencia expresionista. Todo lo anterior acompañado por la interpretación de la Filarmónica de Berlín. Realmente resulta una delicia ver esta extraña obra, en el sentido de que es casi imposible encontrarla. Termina uno satisfecho de haber recibido una caricia tanto visual como auditiva.
En primer lugar, retrata a este gran músico en toda su crudeza y su dolor existencial: su decepción ante la invasión de Napoleón, su incapacidad de vivir normalmente con una mujer, su sordera acendrada, los problemas con su sobrino, etc. Ewald Balser estupendo en su personificación del maestro. Puedo decir que incluso se parece mucho al compositor. Tiene peso actoral y es absolutamente creíble este papel tan difícil y complejo. Empero, lo más destacado de este filme, es la perfecta sincronización de la música con las escenas del mismo. El director crea una especie de instrumento músico-visual único. Obras como la sexta sinfonía o la tercera; o la misa solemnis, la sonata patética, el septeto o la novena sinfonía, se acompañan perfectamente con las escenas que muestran el dolor de Beethoven.
El manejo de cámara es depurado y muy cuidadoso. Inserta planos generales preciosos y nos otorga unos travellings suaves e incluso poéticos. Nos permite ver una reconstrucción muy aproximada de lo que era Viena en el siglo XIX. El encuadre casi siempre es en primer plano. De hecho la película inicia y acaba de esa forma. La fotografía tiene cierta influencia expresionista. Todo lo anterior acompañado por la interpretación de la Filarmónica de Berlín. Realmente resulta una delicia ver esta extraña obra, en el sentido de que es casi imposible encontrarla. Termina uno satisfecho de haber recibido una caricia tanto visual como auditiva.
Director
Walter Kolm-Veltée. Austriaco 1910-1999. Dirigió nueve largometrajes de 1933 a 1959. Es hijo de director de cine. Fue también productor y guionista. Trabajó de joven con su madre y su padre adoptivo. Se dio a conocer con la película que comentamos. De hecho, Eroica es uno de los filmes austriacos más exitosos en toda la cinematografía de ese país. Para finalizar diremos que este director también fue un investigador en la tecnología del cine y un pionero en la T.V. de Austria.
Eroica
Dirigida, producida y escrita por Walter Kolm-Veltée
1949
95 min.
Austria
Blanco y negro
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