El Encanto del Erizo

Por Frater Ignatius

Dentro del ciclo de cine francés, se encuentra esta pequeña joya. Sin aspavientos en relación a la estética cinematográfica, sólida, sobria, sencilla. Cuenta la historia de una niña de 11 años, significativamente llamada Paloma, cuyo intelecto y sensibilidad son superiores a los seres que la rodean. En un edificio de la calle Eugène Manuel, se entrecruzan las vidas tanto de Paloma y su familia como la de la conmovedora Renée, portera de este inmueble que funciona como una metáfora y un paisaje de cuento de hadas moderno.  

Al comenzar la obra podemos apreciar el homenaje al cine que le brinda la novel directora Mona Achache por medio de una vieja cámara que utiliza la niña para inspeccionar el mundo. El cine como un instrumento de lectura de la propia vida y como memoria y registro de los acontecimientos cotidianos. La portera es hosca y huraña pero simula muy bien una cultura exquisita alimentada por una biblioteca compuesta por autores como Tolstoi, Wittgenstein o Tanizaki. Aparece otro personaje entrañable: el Sr. Kakuro Ozu, haciendo claramente referencia al gran director japonés Yasuhiro Ozu. De hecho, varias de las tomas se inspiran en esos espacios cerrados y conformados por personajes familiares a la manera del director nipón. Las hermanas Munakata son mencionadas, como una obra emblemática del afamado cineasta.En este momento es cuando surgen las afinidades con uno como cinéfilo, amante del go, del ajedrez, de la música y de la filosofía. Las alusiones al juego go, al ajedrez; las citas de filósofos como Sartre o el mismo Heidegger; la música de fondo, realmente sublime, con acordes menores y el resaltar de los Violoncelos para dar un aire melancólico al filme son realmente para apreciarlos. Acepto plenamente que el film es inverosímil en varias de sus propuestas: la inteligencia de Paloma, el encuentro improbable entre la portera (con su también improbable cultura) y el millonario japonés, la cuasi inmortalidad del pez rojo, un aire de petulancia en lo referente a los guiños librescos o a la filosofía existencial. Es necesario apuntar que si se ve desde la perspectiva de un cuento de hadas, entonces la obra es plenamente aceptable. Pero a pesar de ciertos defectos, esta maravilla se deja ver y tiene importancia gracias a ese recorrer de la cámara lenta, impecable en los espacios cerrados, con primeros planos dirigidos a esos grandes actores que son Balazko y Togo Igawa. El cambio de textura entre la cámara de la directora y la de la niña, la incursión en el cine de animación por momentos excelsa. Todo ello coloca a la película en una atmósfera de sueño y en una poética del cine. Algunas tomas memorables: cuando Ozu busca a la niña, inquiere por ella, al fondo del encuadre, mientras escucha a los padres a lo lejos. O la simpática secuencia del baño del japonés en el que Renée se siente abrumada por la música de Mozart. Los primerísimos primeros planos de la Balasko, con ese rostro profundo, infinito y complejo.Esta película está basada en una obra literaria: la elegancia del erizo de Muriel Barbery. La directora hace un estupendo trabajo de adaptación y nos regala esta pieza agridulce y melodramática para degustarla con el corazón y la cabeza.

Título original: Le hérisson. Dirección: Mona Achache. País: Francia. Año:2009. Duración: 100 min. Género: Comedia dramática. Interpretación:Josiane Balasko (Renée Michel), Garance Le Guillermic (Paloma Josse), Togo Igawa (Kakuro Ozu), Anne Brochet (Solange Josse), Ariane Ascaride (Manuela López), Wladimir Yordanoff (Paul Josse), Sarah Le Picard (Colombe Josse), Jean-Luc Porraz (Jean-Pierre), Gisèle Casadesus (señora de Broglie), Mona Heftre (señora de Meurisse). Guión: Mona Achache; inspirado libremente en la novela “La elegancia del erizo”, de Muriel Barbery. Producción: Anne-Dominique Toussaint. Música: Gabriel Yared. Fotografía: Patrick Blossier. Montaje: Julia Grégory.Dirección artística: Yves Brover. Vestuario: Catherine Bouchard. Distribuidora: Alta Classics. 

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